Las diferencias mecánicas respecto al motor de gasolina son básicamente tres: la bomba de inyección de alta presión con los inyectores, el turbo y el intercambiador de calor, que requieren de ciertos cuidados para obtener la máxima fiabilidad.
El turbo es el punto débil de esta tecnología. A plenos gases la turbina puede alcanzar regímenes de giro de unas 200.000 revoluciones por minuto y temperaturas de unos 1.000° , lo que supone un aumento de temperatura muy brusca para el eje de la turbina, engrasado a presión con el mismo aceite del motor. Si en este momento se apaga el motor, el aceite se puede carbonizar en el eje de la turbina y en poco tiempo se provocará la avería del turbo.Algunos fabricantes incorporan un motor eléctrico para asegurar la correcta refrigeración del turbo con el motor parado y no es necesario proceder de manera especial, ya que tras apagar el motor ese dispositivo se encarga de enfriarlo poco a poco. También es importante señalar que a los motores diesel no se les debe dar acelerones en frio, estos motores estan hechos para dar su optimo rendimiento a su temperatura normal y no son coches de salidas rápidas y no por falta de motor precisamente.
Otra cuestión es la conducción en carretera, a la hora de adelantar, el gasolina nos puede pedir incluso bajar a una marcha menor. En el caso de los diesel puede ser a la inversa, ya que al ser motores con mayor par motor no necesitamos mas fuerza pero si menos revoluciones para que estire más durante el adelantamiento y no encontrarnos con el corte de inyección durante ese adelantamiento, que nos dará un buen susto.